SILVIA & JOSE
enero 24, 2019
"Empezaría describiendo mi boda como casi cualquier otra mujer, un día único irrepetible en el que ‘todo vale’ y estás en una autentica pompa…sin noción del tiempo, sin preocuparte por nada… y digo por nada. Quien me conoce se temia que estuviese pendiente de cada detalle, que sufriera si algo no salía bien, que atendiera demasiado a cada invitado sin disfrutar del momento… ¡hasta yo mismo lo dudaba! Pero la verdad? Hice lo que quise y como lo quise, felicidad en estado puro era lo que transmitía desde que salí casada por la puerta de la iglesia.
Y digo desde ese momento porque… mi padre padecía una hernia de disco que le dio justo dos semanas antes de la boda, un dolor que le hizo estar en cama y con calmantes, yendo y viniendo cada día al hospital, insoportable…. Mis preparativos desde entonces ya no eran con la misma ilusión pues mi foco de preocupación estaba en ese momento en el bienestar de mi padre, el padrino, mi compañero hasta ahora de vida y con quien iría del brazo al altar. Quizás por esto, las últimas semanas no estaba nerviosa como me creía o como intuyo puede ser lo normal.. estaba más bien preocupada, ni siquiera sabia si podría venir o se tendría que operar.
El día B todo volvió a ser cosquillas, alegría e ilusión, recuerdo dar vueltas en la cama y a las 6 decir.. voy a por una tila.. ¡¡o dos!! Empecé a hacerle fotos a mi vestido ya colgado en el salón, a escribir a mis amigas, a los testigos… desayuné y.. ¡sonó el timbre! Muy tempranito vinieron a prepararme pues me casaba a las 12. Vino mi hermana con mi sobrina y ahijada Lucía quien, con sus 8 añitos no quería pederse ningún momento de un día tan especial.
Creo que hay una edad, que tengas pareja o no, a muchas mujeres le llega la curiosidad por los vestidos de novia ¿si me casara como me vería? Y entonces es cuando, y gracias a las redes, empiezas a investigar.. así si, así no….. considero que tengo un estilo propio en el que identifico bien que me gusta y que no, y sobre todo con qué estoy cómoda. No me fue difícil empezar con que quería: un vestido más bien ajustado (nada princess) y con escote en la espalda… (no me puede gustar más) es así como me gusta mi ropa y ese día tenia que ser un vestido mío más. Empecé a filtrar por la base que desde niña tenía clara y a esbozar cuál sería mi vestido ideal mirando en diferentes blogs, ¡¡cogiendo inspiración de todas vosotras!! El vestido me lo hizo Paloma Cerezal.
Y así fue como me sentaba como un guante y como me sentía cómoda,y siendo yo misma. Los zapatos también los tenia claro , taconazos y plataforma que Jose es muy alto, y.. de color, ¡algo de color! Mi hermana llevó una tiara de joyas engarzadas de mi abuela que murió y me encantó, pero yo no quería llevar la misma.. si es cierto que esa idea de corona antigua y de ella… me conquistó. Ya todo fue un poco rodado, la joya que elegí fue un zafiro en anillo que en algunas ocasiones le veía puesto a mi madre, por lo que los zapatos serian de color azul.
Todo era felicidad…. Hasta el punto que me escriben y llaman dos tres… seis veces, mi wedding planner, el responsable del catering, la chica de la Hacienda… “Silvia que da lluvia”, imposible, nunca me imaginé que en Septiembre me lloviera y nunca quise una boda con agua, no, no la mía no…. Mis amigas habían llevado huevos a Santa Clara, imposible… pues estaba en tal punto que todo me daba igual… ni la lluvia ni lo que hicieran ni como iban a cambiar todo los detalles organizados que yo tenía me importaba.
El momento de entrar en la Iglesia así como toda la ceremonia fue duro, mi padre vino como pudo con un dolor muy grande, con lagrimas en los ojos y no precisamente de emoción. Fue duro de corazón, verle sufrir pero estando ahí por mí, “por la chica”.
Jose, mi marido, se emocionó al verle a él más que yo, era un milagro si aguantaba todo el día.
En la sesión de fotos que nos hicimos unos 30minutos antes de que llegasen los invitados, yo seguía muy preocupada, mis padres no estarían se fueron a por mas calmantes y .. a saber.. he de decir que agradezco al fotógrafo, videógrafo, mi hermana y cuñado que nos trajesen unos cuantos botellines, pusieran música y nos hicieran tanto reír, ahora si, venga, EMPIEZA NUESTRO DIA, no podemos estar así.
Cual fue nuestra sorpresa que al llegar con todos los invitados… estaba mi padre y mi madre allí! Lo que os diga, un milagro. La emoción, euforia, tranquilidad, paz, alegría… Jose y yo nos miramos, sonreímos y …….sin palabras, todo fluyó de una manera que nunca podría haber fluido así.
Moraleja: creo que nuestra abstracción en papá, nos evadió de esa mente controladora planificadora de que todo estuviera perfecto y bajo control. ¡nunca hay mal que por bien no venga! Y empezamos a sentir, que todas esas personas estaban ahí por nosotros, que nunca habría otro día en la vida que pudiéramos juntarlos a todos y que el motivo fuera felicidad y que, ¡¡¡estábamos casados!!! Conviviríamos, viviríamos, compartiríamos… para toda la vida………… FELICIDAD.
Desde unos cuantos meses antes de la boda, tenia el dilema de a quien además de a mi hermana que lo tenia clarísimo, le daba el ramo… si era a la próxima que se casase tenía varias, y no todas tan allegadas, si era a las más amigas que siempre han estado ahí, eran varias también y complicado. ¡Pues entonces lo lanzo! Fuera problemas, era divertidísimo. Nos lo pasamos… ¡uno de los mejores momentazos de la boda, muchas risas y nervios y yo super feliz!
Eso si, si me tengo que quedar con un momentazo fue nuestra entrada al convite con una canción de Hombres G que hicimos que se levantaran todas las mesas y pegaran saltos con nosotros, ¡repetiría ese momento cada día de bajón!
Fotografías: Parejo Photos, Instantánea y toma primera.
¡Enhorabuena pareja!
Besitos,
Carmen M.
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